Las manos de la peluquera

Las manos de la peluquera son su herramienta más importante. Son la carta de presentación, las que están en contacto con la clienta a través del cabello y son las que realizan la magia de convertir a la clienta en la imagen que hay en su cabeza.

Es precisamente por este papel tan importante que las manos deberían ser cuidadas al máximo, y no siempre es así.

Los problemas mas comunes en las manos de peluquera.

Por un lado, cuando lavamos el cabello, aplicamos productos, etc… no siempre tenemos la precaución de protegernos con guantes adecuados. Esto hace que productos como los champús alcalinos, decoloraciones, tintes, permanentes, etc… vayan deteriorando la piel, dejándola áspera e incluso con grietas.

Por otro lado, cuando hacemos trabajos de secado a mano y planchado, solemos hacer el grueso de la fuerza con las manos (también con brazos y articulaciones), pero no hay que olvidar que las manos tienen una estructura muscular preparada para realizar una fuerza excesiva durante un periodo largo de tiempo (recordemos el tiempo que empleamos en un planchado o en un brushing) y esto hace que los daños a corto plazo sean molestos, pero a largo plazo suelen ser irreparables. Todos conocemos compañeros de profesión que han tenido que dejar de trabajar a nivel profesional en la peluquería por alguna lesión derivada del exceso de trabajo.

Es por tanto muy recomendable realizar la sencilla tarea de diagnosticar. Si cuando trabajamos lo hacemos en la forma correcta para no acumular daños ni lesiones. Es muy importante trabajar en una posición correcta, con los materiales adecuados a nuestra forma de hacerlo y protegiéndonos debidamente de los factores que puedan dañarnos (químicos, temperatura, etc.).Y por supuesto, controlar la intensidad del esfuerzo. Muchas veces es mejor trabajar a un ritmo inferior si tenemos que hacerlo durante un largo periodo de tiempo seguido que forzar el ritmo por acabar antes.

Y recordemos que las manos del profesional son su carta de presentación. Es el vínculo con nuestro cliente. Y no deberíamos dejar que nuestras manos transmitan una mala imagen o causen mala sensación en nuestros clientes.